«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

lunes, 22 de junio de 2009

Prohibida la bandera de España en el Cerro de los Ángeles



Me sorprendió ver por Televisión a los asistentes al acto tan quietecitos, ni un tremolar de banderas, ni una gota de entusiasmo visible. Ahora sabemos que todo estaba preparado. Porque banderas había y entusiasmo también. Pero los organizadores, no querían que se repitiera el valiente testimonio de españolidad que vimos en San Pedro de Roma con ocasión de la última beatificación de mártires españoles... En el Cerro de los Ángeles las banderas de España con el Sagrado Corazón de Jesús estaban prohibidas. Nos lo han testimoniado quienes estuvieron allí:

...Hoy, 21 de junio de 2009, he asistido a la “Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús” en el Cerro de los Ángeles y no menos de media docena de responsables/auxiliares de la organización del acto han pretendido que las banderas que portaba mi grupo de familiares y amigos desaparecieran. Eran banderas sin ningún tipo de escudo o con un Sagrado Corazón a modo de él, dicho sea para los suspicaces. En algún otro punto del espacio interno de la verja que rodea al monumento, otras banderas similares, incluso las situadas a tres metros de las cabezas de los fieles asistentes (estaban sujetas en el extremo de telescópicas cañas de pescar) han sido mansamente arriadas, mientras que sombrillas, paraguas, banderas blancas de asociaciones religiosas y pequeñas pancartas alusivas a la familia cristiana impedían la vista a parte del público.

Los argumentos de que no era verdad la excusa de “no dejar ver”, pues no se exigía el “arriar” paraguas, sombrillas y demás objetos elevados, no hacían mella en los encargados de transmitir la consigna, instigados, sin duda, por alguien que les exigía la desaparición del símbolo de esa España que se volvía a consagrar, con muchísima menos Fe, nula asistencia de la Monarquía y de Autoridades, y algo menos de la cuarta parte de los obispos con sede episcopal, eméritos y demás. Eso sí, a alguno pude leer en sus ojos que le calaba el argumento de que mentir es pecado, y que era mentira lo de la visibilidad, pues no reclamaban que se cerraran las sombrillas. Además, si tanto les preocupaba la visibilidad a los organizadores, podían, e incluso deberían, haber utilizado la explanada elevada que hay al pié del monumento, donde, por cierto, pululaban con poca atención y respeto, miembros diversos de esas “asistencias” (protección civil, cruz roja, voluntarios, etc) y público enchufado que siempre dan la nota en cualquier acto (incluso religioso). Pero es que, además, alguno de aquellos lobotomizados y obedientes encargados del “orden”, al hacerle ver que era un acto eminentemente referido a España donde no podía sobrar su bandera, dijo, sin duda repitiendo la teórica repetidamente escuchada, que “el venía allí para la consagración del Mundo al Sagrado Corazón”, quedándose tan fresco...