«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

lunes, 13 de julio de 2009

EL ASALTO A LÁS CÁRCELES DE BILBAO: Los anarquistas denuncian la manipulación histórica promovida por el PNV

La manipulación de la Memoria Histórica

CNT de Bilbao

El asalto a las cárceles bilbaínas en 1937

El fundamento de este artículo es hacer una denuncia contra el documental titulado La Guerra Civil en Euskadi, producido en 1997 por Euskal Telebista y dirigida por el historiador jeltzale Koldo San Sebastián. Hace pocos meses, este mismo trabajo ha sido comercializado para el gran público en 5 CD’s y, dados los graves errores de contenido detectados, la CNT se ve en la obligación de precisar varias cuestiones.
En conjunto, dado que el documental ha sido realizado desde la perspectiva única del Partido Nacionalista Vasco, la visión ofrecida sobre los acontecimientos de aquellos años es netamente sectaria. Para ello, los guionistas no han dudado en soslayar, e incluso ignorar, ciertos sucesos que comprometen gravemente al nacionalismo jeltzale de entonces. Estos trabajos de divulgación, carentes del necesario rigor histórico y alejados de toda profesionalidad, no sólo ocultan al público la auténtica dimensión de los hechos históricos sino que evidencian el servilismo de la televisión pública vasca (ETB) al servicio del actual partido en el poder en Euskadi.
Pero lo que más nos ofende es la tergiversación intencionada de ciertos hechos luctuosos acaecidos durante la guerra, que comportan la difamación del Movimiento Libertario en general y de la CNT en particular. La cuestión más grave es la de acusar de forma categórica y exclusiva a los “anarquistas” (a la CNT y a los batallones confederales) de los asaltos a las prisiones de Bilbao en enero de 1937 y de las matanzas consiguientes de presos. Ya en 1987 (Egin de 22-III-87) la CNT, por boca de uno de sus militantes históricos, Ángel Aransáez, tuvo que salir al paso de otras acusaciones similares vertidas sobre estos episodios por Francisco Gorritxo (en “Gorritxo: la versión de un protagonista directo” y “Las responsabilidades de la CNT”, Orain dela 50 urte, Egin 25-I-87). Pero nada esto ha sido tenido en cuenta. A los historiadores y guionistas de ETB, responsables del susodicho documental, no les interesa la verdad, sino persistir en ciertos bulos que ayuden a ensalzar el “glorioso” pasado nacionalista aunque perjudique a otras organizaciones. La reiteración de estas inexactitudes en ETB durante la emisión el pasado 19 de octubre del programa Euskadi 1936. Una nación al límite nos obliga a redactar este escrito para evitar que la mentira, a fuerza de ser repetida, termine por ser aceptada como verdad irrefutable.

La verdad sobre los asaltos a las cárceles

El 4 de enero de 1937 la aviación franquista bombardeó Bilbao causando varios muertos (entre 3 y 6 según las fuentes). Cuando cesó el ataque, a primeras horas de la tarde, se formó una manifestación espontánea que aglutinó a un enorme gentío entre el que se encontraban numerosos milicianos de todas las ideologías. La muchedumbre enfervorizada portaba el cadáver de un aviador alemán que saltó en paracaídas al ser derribado su aparato. La manifestación pasó por delante de la sede de Gobernación, en la Sociedad Bilbaína, donde el consejero peneuvista Telesforo Monzón pidió a los participantes la disolución de la misma. Sin embargo, numerosos manifestantes decidieron continuar y marchar hacia las cárceles de Larrínaga, Carmelo, los Ángeles Custodios y Casa Galera, que fueron finalmente asaltadas a las 5 de la tarde. Dado el aviso por los funcionarios de prisiones, las autoridades obraron con torpeza y lentitud. El consejero de Defensa desplazó al lugar algunos oficiales y milicianos jeltzales (entre ellos Francisco Gorritxo) para restablecer el orden, con dudosos resultados. La Ertzaña llegó tarde y con escasos medios, mostrando una vez más la misma inutilidad que se hizo patente durante toda la guerra. El batallón UGT-7 “Asturias” ofreció a Defensa su 2ª compañía para acabar con la masacre, pero fue peor el remedio, pues sus componentes se debatieron entre la inhibición y la participación en la matanza que debían evitar. Los consejeros Monzón (PNV), Astigarrabía (PCE) y Gracia (PSOE) se personaron tardíamente en el lugar de los sucesos, entre las 8 y 9 de la tarde, poniendo fin a la masacre. El resultado final, según José Luis de la Granja (República y Guerra Civil en Euskadi, 1990), fue de 224 presos muertos: 6 en el Carmelo, 53 en Galera, 56 en Larrínaga y 109 en los Ángeles Custodios.

Posteriormente las consejerías de Defensa, Gobernación y Justicia abrieron sendos expedientes para determinar las responsabilidades. Las declaraciones del director general de Prisiones, así como de los inspectores y vigilantes de las prisiones atacadas, coincidieron en no reconocer a ninguno de los asaltantes. El juez especial nombrado para este caso, el peneuvista Julio Jáuregui, dictó en marzo de 1937 un auto de procesamiento contra 61 personas, muchos de ellos milicianos, pero el juicio no se celebró nunca ya que lo impidió el ulterior desarrollo de la guerra tras la fuerte ofensiva de Mola y la caída de Bilbao en junio.

¿Quiénes fueron los responsables?

La autoría de esta masacre fue objeto de especulaciones durante mucho tiempo, hasta que, por lo visto, el equipo de Koldo San Sebastián ha venido a despejar todas las dudas. Recordemos que el reportero británico George L. Steer en El Árbol de Guernica repartió las responsabilidades entre los milicianos del UGT-8 [Jean Jaurès], los refugiados guipuzcoanos, los anarquistas y “la multitud”. La Gaceta del Norte de 2-I-38, recordaba en el primer aniversario de los sucesos la responsabilidad en los mismos del UGT-7 y no citaba en absoluto a los anarquistas, ni a la CNT, ni al Malatesta. Durante la dictadura, varios escritores franquistas imputaron en sus libros a más de un grupo como responsable de la matanza: Así, el sacerdote José Echeandía –que fue testigo de los hechos- culpa en La Persecución roja en el País Vasco a los milicianos de la UGT, a los del Batallón Malatesta y a la muchedumbre. Antonio Moreno en su Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939 acusó a milicianos del UGT-7 “Asturias”, del UGT-1 “Fulgencio Mateos” y del “Malatesta”.

José Luis de la Granja, en su libro ya citado de 1990, aportó los datos de un documento excepcional hallado en el Archivo de Salamanca (serie Político Social de Madrid, carpeta 175). Se trata del expediente incoado en relación con el asalto de los Ángeles Custodios. En él figuran los nombres y cargos de 48 procesados: 11 guardias del exterior de las prisiones (por abandono de servicio) y 37 milicianos de la 2ª compañía del batallón UGT-7 “Asturias” (por sedición, insubordinación militar, asesinato y robo). Cita también documentos encontrados posteriormente en el citado Archivo (Tribunal Popular de Euzkadi, carpeta 14) en que figuran otros 4 procesados: un funcionario de prisiones, un miliciano del UGT-3 “González Peña”, un miliciano del batallón de Izquierda Republicana “Capitán Casero” y el único encausado anarquista conocido, el capitán del batallón “Malatesta” Román Romaniega. En realidad, éste último era un pseudónimo, siendo su verdadero nombre José Manuel Martínez Novoa.

Creemos que la presencia de un único procesado no puede ser utilizada para involucrar a toda una unidad militar, ni a una organización sindical como la CNT ni al conjunto del Movimiento Libertario. Y mucho menos en términos de única y exclusiva responsabilidad, exculpando al resto de fuerzas políticas y sindicales. Por la misma razón se podría acusar a los republicanos. ¡Y qué decir de los socialistas! Sin embargo, dado que nunca llegó a celebrarse el juicio, a cada uno de los procesados les asiste la presunción de inocencia.

La parcialidad de los testimonios

En la serie de 5 CD’s del referido documental de ETB, el único testigo que asevera la responsabilidad del batallón “Malatesta” o CNT-2, el sargento de la Ertzaña José Luis Zalbidea, utiliza argumentos tan pobres como que “ellos fueron a la Casilla, donde estaba el batallón Malatesta y allí no había nadie” y “fueron los del Malatesta, por lo que sé” (¡!). Se ignoran, por el contrario, los numerosos testimonios de altos cargos de las cárceles y de las instituciones públicas que responsabilizaron en su momento al batallón socialista UGT-7. Son los casos, por ejemplo, del inspector de prisiones Joaquín Mª Zubiría (quien intentó impedir el asalto al Carmelo), del secretario general de Defensa Joseba Rezola, del comandante de la Ertzaña José Mª Picaza o del miembro del Euskadi Buru Batzar del PNV Jesús Solaun. Por último, en el I Congreso Mundial Vasco, celebrado en el exilio (París, 1956), Telesforo Monzón acusó al batallón UGT-8 [Jean Jaurès] de las matanzas en las prisiones, dando lugar a un grave altercado con los socialistas. Por el contrario, nadie se dirigió a la CNT, que participó en todos los actos de este magno evento, para pedirle responsabilidades o explicaciones en relación a aquellos trágicos sucesos.

Estos son algunos de los testimonios y pruebas que tenían disponibles los guionistas de ETB en 1997, cuando elaboraron esta serie documental, para no incurrir en tan graves acusaciones difamatorias contra la CNT, los anarquistas o los batallones confederales. Es inaceptable que en 2006 se reedite y comercialice este producto audiovisual sin las pertinentes rectificaciones. Comprendemos que los historiadores nacionalistas del PNV, que con tanta desvergüenza patrimonializan el ente EITB en beneficio de su partido y de su ideología, rehuyan acusar al PSOE o a la UGT en relación a aquellos hechos, para evitar confrontaciones indeseables en la actual situación política. Pero no vamos a aceptar que sea a costa de manipular la Historia y en menoscabo de nuestra organización.

La persistencia en la difusión de tan graves acusaciones será entendida como una campaña de difamación contra nuestra organización. Del mismo modo consideramos ofensivo y tendencioso que, a la vez que se narran los luctuosos hechos protagonizados en la cárcel de Tolosa por “incontrolados” contra presos de derechas, se expongan imágenes de un coche blindado con inscripciones de CNT y FAI. El mensaje subliminal es claro y sin embargo, los ejecutores de esta sarracina pertenecían, según la mayoría de los testimonios, a otras fuerzas políticas con las que el PNV no se quiere malquistar en la actualidad.

Comisión de la Memoria Histórica de la CNT
Secretaría de Prensa y Propaganda
CNT de Bilbao

Tomado de: http://archivo.cnt.es/noticia.php?id=2775

Lo ocurrido en el asalto a las prisiones de Bilbao según este relato -no menos parcial- se debe confrontar con la información contenida en otras fuentes que demuestra la inhibición de los nacionalistas:

"En la misma capital bilbaína fueron asesinados el 4 de enero de 1937, en las distintas cárceles, un total de 209 presos, realizando los asesinatos fuerzas del Ejército rojo, constando la participación activa de varias compañías de los batallones “Asturias” (7.° de la U. G. T.), “Fulgencio Mateos” y “Malatesta”, perfectamente uniformadas, con armamento completo, y a las órdenes de sus jefes, respondiendo desde una de las cárceles el Comandante del batallón “Malatesta” al Presidente del Gobierno vasco, que le pedía una explicación acerca de los sucesos que estaban ocurriendo, que “cuando el pueblo se convenciese de que no quedaba un fascista en la cárcel cesarían las matanzas”. Los milicianos y las turbas que los acompañaban, con las que iban bastantes mujeres, que se distinguían por su ferocidad, se dedicaron al pillaje y al saqueo de los cadáveres, dándose el caso de que hubo milicianos que salieron de la cárcel llevando cuatro abrigos.

Finalmente, el Presidente del Gobierno vasco, José Antonio Aguirre, que no había tomado ninguna medida para evitar estos crímenes, ni desplegado ninguna energía para cortarlos una vez iniciados, encargó al Secretario de Guerra que cesara la matanza, concluyendo ésta a los pocos minutos ; debiendo tenerse en cuenta que esta orden sólo se dio a las cuatro horas de comenzados los crímenes y ante las apremiantes instancias de los funcionarios de Prisiones, que suplicaban la intervención de la Autoridad" (La dominación roja en España. Causa General instruida por el Ministerio Fiscal, Dirección General de Información, Madrid, 1961, 236-237).