«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

viernes, 30 de julio de 2010

Checoslovaquia, 1945: Los crímenes de los vencedores



Un video descubierto recientemente muestra en detalle parte de las brutales masacres llevadas a cabo por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial.

Durante décadas, las imágenes permanecieron olvidadas en un envase de aluminio: casi siete minutos de película en blanco y negro filmadas, con una cámara de 8 mm, el 10 de mayo de 1945, en el barrio de Borislavka en Praga, durante los días de la rendición alemana.

El realizador de la filmación fue Jirí Chmelnicek, un ingeniero civil y cineasta aficionado que recogía escenas de tanques circulando por las calles, soldados y refugiados. Fue entonces cuando su cámara captó un grupo de civiles alemanes violentamente expulsados de sus casas, en dirección a la calle Kladenska, por los soldados del Ejército Rojo y los milicianos checos.

La película de Chmelnicek muestra como los alemanes son detenidos en un cine cercano. Entonces, la cámara gira hacia un lado de la calle y filma a cuarenta hombres y al menos una mujer en línea y de espaldas a la lente, sobre el fondo de una pradera. Se oyen disparos y se ve como, una tras otra, cada persona de aquella línea, va cayendo hacia adelante sobre un terraplén. Los heridos yacen en el suelo pidiendo misericordia.

Luego, puede observarse que un camión del Ejército Rojo arremete contra los muertos y heridos por igual, aplastándolos. Finalmente, se aprecia como otros civiles alemanes son obligados a cavar una fosa común en la pradera.

Fuente: Spiegel Online International

¿Perder el alma o la vida? La traición de las traducciones litúrgicas


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martes, 27 de julio de 2010

Julio-1937: Cáceres bajo las bombas del Frente Popular

El Sol, Madrid, 20-diciembre-1936

 
La lucha aérea durante la Guerra Civil pasa por tres etapas:

1.- Los primeros días se vuela con el material existente, caduco y apenas preparado para una guerra de larga duración. Los combates podían recordar a los de la Primera Guerra Mundial: pocos enfrentamientos por la escasez de material y falta de aviadores.

2.- Al poco de estallar el conflicto ambos bandos se lanzan a la búsqueda de material aéreo más adecuado a sus necesidades, se inicia así la segunda fase en la cual el Gobierno republicano se apoya directamente en Francia, que comienza el suministro de aviones más modernos, los Dewoitine y Loire (como cazas) y los Potez (como bombarderos), mientras que los sublevados logran el apoyo, casi a la vez que los gubernamentales, de Italia y Alemania que les suministran aviones de transporte (Savoia-81 y Junker-52, susceptibles de ser empleados como bombarderos) para realizar el traslado de las tropas por el aire a través del estrecho. Poco después llegaban los primeros cazas, los Fiat CR 32 y los Heinkel 51 que bien administrados permitieron a los nacionales pasar de la inferioridad al dominio del aire desde Talavera de la Reina (comienzos de septiembre-1936) y facilitaron el rápido avance hacia Madrid.

3. En la tercera fase llegan al bando frentepopulista los suministros de procedencia soviética que les permiten obtener la superioridad en el aire y se consigue detener el avance de las tropas nacionales en las mismas puertas de la capital de España.
 
Este desequilibrio fue poco a poco igualado superado hasta tal punto que en el momento en que se combatía en Brunete (julio-1937) lograban las alas Nacionales el dominio del Aire que no se dejarían arrebatar ya en toda la guerra. Durante la campaña del Norte (hasta octubre del mismo año) actuaron muy lucidamente tanto las escuadrillas españolas como las italianas y alemanas con marcada supremacía aérea ya que en la región norteña tuvieron los nacionales por primera vez en la campaña superioridad numérica en aviones sobre los republicanos. En la Batalla del Ebro (julio/noviembre-1938) la Aviación nacional dio su máximo rendimiento. Todo avance de las tropas de tierra era precedido por fuertes bombardeos aéreos seguidos inmediatamente por una acción de las unidades de asalto o ametrallamiento.
 
La Aviación durante nuestra guerra vio la transición del avión biplano al monoplano, desarrollándose nuevas tácticas de combate aéreo que se realizan a mayor velocidad y altura, se verificó el aumento del potencial de fuego de los cazas y se ejecutaron los primeros bombardeos de poblaciones como elemento de castigo hacia la población civil.
 
Operaciones militares y bombardeos en la retaguardia
Si bien durante la Primera Guerra Mundial ambos bandos habían bombardeado ciudades de la retaguardia enemiga, fue durante la Guerra Civil Española cuando se generalizó esta práctica, prevista en las doctrinas que sobre el poder aéreo se desarrollaron en Europa y en Estados Unidos en la época de entreguerras. En este último sentido es importante la distinción entre bombardeo táctico y estratégico. Bombardeo táctico es aquel en el que las fuerzas aéreas intentan derrotar al enemigo en una batalla en particular (en muchas ocasiones cooperando con otros elementos de las fuerzas armadas), mientras que el bombardeo estratégico es aquel en el que el objetivo es derrotar al enemigo en la guerra, realizando para ello una campaña de envergadura que mine poco a poco los recursos del adversario (ya sea su capacidad industrial, la moral de sus ciudadanos en retaguardia o cualquier otro procedimiento).

El bando republicano fue el primero en bombardear ciudades, de forma que antes de finalizar el mes de julio de 1936 ya habían sido bombardeadas Zaragoza, Córdoba, Sevilla y otras, según se reconoce en sus propios partes oficiales de guerra. Ahora bien, mientras que el Gobierno republicano inició una activa campaña propagandística internacional frente a los bombardeos nacionales, que llegó incluso al Vaticano, la propaganda nacional, mucho menos preocupada por estas materias, sólo acertó a responder tardíamente con unos folletos que registran menos bombardeos y muertos que los que hubo realmente .
La Ofensiva Nacional sobre Vizcaya (31-marzo a 29-junio-1937) supuso un duro revés para el Gobierno republicano pues suponía la incorporación a la España de Franco de las zonas más importantes en recursos minerales e industria estratégica. La única manera de evitar este desastre era crear ataques de diversión y quebrantadores contra otros frentes. Tal era una de las razones principales de la primera gran ofensiva de la República, en Brunete (del 5 al 25 de julio de 1937).
Una respuesta secundaria menos conocida fue una campaña de bombardeos contra ciudades de la retaguardia nacional, iniciada poco después del comienzo de la campaña del Norte y antes de los ataques a Durango y Guernica. Por ejemplo, el 12 de abril un avión bombardeó Valladolid y la carga cayó sobre varias casas próximas a la Academia de Caballería y una escuela en el momento en que salían de ella los niños. Murieron 30 personas y hubo 100 heridos, algunos de los cuales fallecieron más tarde . Palma de Mallorca, Granada, Sevilla, Talavera de la Reina, Burgos, Alba de Tormes (Salamanca), Navalcarnero, Segovia, Cantalejo (Segovia), Cáceres, Córdoba, Daroca y Calatayud (Zaragoza), Miranda de Ebro, Granada, Zaragoza … serían, entre otros, las ciudades convertidas durante los meses de abril a diciembre de 1937 en objetivo de la Aviación republicana que causó centenares de víctimas entre la población no-combatiente.
El Bombardeo de Cáceres
La incursión aérea contra la ciudad de Cáceres fue organizada durante la batalla de Brunete que se venía desarrollando en las inmediaciones de Madrid durante el mes de julio de 1937. En la mañana del 23 de julio cinco de los aviones de bombardeo soviéticos llamados Katiuskas sobrevolaron la ciudad sobre las nueve y media de la mañana, descargando sobre su núcleo urbano dieciocho bombas que afectaron a lugares como el Mercado de Abastos, Instituto de Enseñanza Media, Gobierno Civil, Plaza de Santa María, calles Santi Espíritu y Nidos y traseras del cuartel de la Guardia Civil. De poco habían servido las medidas preventivas que se habían tomado días antes de producirse la agresión por parte del Gobernador Militar y del alcalde. Así, en la Plaza Mayor, la noche del 22 de julio se trabajaba activamente en la colocación de sacos terreros.

Especialmente dramáticas fueron las circunstancias ocurridas en la Plaza de Santa María. Unos cacereños murieron postrados ante la Patrona pues la Virgen de la Montaña se encontraba en la hoy Concatedral de Santa María; otros cuando abandonaban el Templo y otros al dirigirse a él. El Obispo Fray Francisco Barbado Viejo, con sus ropas manchadas por los cascajos y la sangre de los heridos, se adentró entre las ruinas para confortarlos y auxiliar en los últimos momentos a los más graves. Grave confusionismo reinó también en el Mercado de Abastos por la aglomeración existente en el mismo al estallar en sus proximidades algunos explosivos.
Dos de estas bombas cayeron frente a una de las puertas de Santa María y su metralla cruzada penetró en la Iglesia dejando sin vida o malheridos a todos los que estaban al fondo, por debajo de las pilas del agua bendita; otros murieron en la plazuela; el Palacio de Mayoralgo se vino abajo, como varios edificios de la Plaza y las traseras del Ayuntamiento, con personas muertas o heridas en todos ellos. El Obispo, el dominico Fray Francisco Barbado Viejo, con su blanco hábito cubierto de sangre, acudió a reconfortar a los heridos y a administrar la extrema unción.

La información sobre lo ocurrido en Cáceres fue recogida en el Parte Oficial de Guerra en los siguientes términos:
«La aviación enemiga, siguiendo su criminal costumbre de bombardear
poblaciones
indefensas de la retaguardia, sin finalidad militar alguna, ha
bombardeado hoy
la capital de Cáceres con cinco aviones causando muertos y
heridos en la
población civil, la mayor parte mujeres y niños. Este criminal
proceder obliga a
llevar a cabo las naturales y prontas represalias que ya
hemos tenido que
ejercer en otras ocasiones iguales
»
El Parte Oficial republicano únicamente afirmaba, con evidente escarnio de la verdad, que se habían bombardeado «diversos objetivos militares en las cercanías de Cáceres».

El resultado fueron 31 muertos y 64 heridos, cuatro de los cuales murieron después elevando a 35 el número de víctimas del bombardeo. De éstos 12 eran hombres y 23, mujeres. La víctima más joven era una niña de 4 años y la de más edad un anciano de 87. 14 de ellos pueden considerarse de edad madura, 15 eran menores de 25 años y 6 mayores de 60.

Sospechándose que esta acción formaba parte de un plan previamente trazado por el Gobierno republicano, sospecha que se iba a reforzar al descubrirse en las Navidades de 1937 el proyecto de infiltración en la propia retaguardia cacereña llevado a cabo por Máximo Calvo, las autoridades nacionales reforzaron las defensas antiaéreas en las poblaciones extremeñas mas importantes: se crearon refugios, se construyeron trincheras, se implantaron servicios de vigilancia y escuchas, instalándose sirenas que anunciaban de la presencia de aviones. Todo ello ocurría sobre todo a partir del otoño de 1937, afortunadamente los bombardeos republicanos en la retaguardia extremeña descendieron notablemente hasta que tuvo lugar la ofensiva del verano de 1938 en La Serena.

viernes, 16 de julio de 2010

La Embajada de Francia reconoce un trabajo de investigación de Moisés Domínguez sobre René Brut


El Boletín de la Embajada de Francia en España (Recherche, Développement, Innovation. La lettre du service scientifique de l’ambassade de France) ha publicado en su número de julio de 2010 una referencia del magnífico trabajo de Moisés Domínguez sobre René Brut titulado «Testimonios gráficos de la represión en la provincia de Badajoz. La leyenda y la investigación histórica sobre las escenas filmadas por René Brut», que se presentó al III Congreso Internacional sobre la II República y la Guerra Civil. La otra memoria, Madrid, CEU- Universidad San Pablo, celebrado en noviembre de 2008 y cuyas actas están en prensa.


http://historiademonesterio.blogspot.com/2010/07/la-embajada-de-francia-reconoce-un.html

viernes, 9 de julio de 2010

No hago nada

Corazón, tente en pie sin doblegarte
de la injusta opresión a la insolencia;
aunque estoy loco, tengo yo mi arte:
"Nam furor saepe fit laesa paciencia"(1).
Luchando sin más armas que mi triste
corazón contra el mal peor que existe
¿no hago yo nada? Lucho,
sangro y no caigo al suelo.
No hago mucho,
pero hago más de lo que puedo...
Centinela aterido,
no dejo sospechar que estoy herido,
ni dejo conocer que tengo miedo...
Herido, helado, aguanto la bandera;
no deserto la inhóspita trinchera.
Y aunque sé que la muerte me ha podido,
estoy de pie y estoy ante ella erguido,
marcando el SOS de la brega
a un auxilio que no me llegará
sino un momento tarde, si es que llega,
y que muerto de pie me encontrará...
La otra mitad la hará sobre mi tumba
otro infeliz, después que yo sucumba...
¡Corazón!, ¡tu mitad se ha hecho ya!

Padre Leonardo Castellani: "No hago nada", publicada en Los Papeles de Benjamín Benavides, página 399, y en El Libro de las Oraciones, página 385

(1) “En efecto, muchas veces la ira lesiona la paciencia” (HIPÓCRATES)

viernes, 2 de julio de 2010

Dos pacenses y dos cacereños entre los mártires claretianos que serán beatificados


Mártires de Sigüenza y Fernán Caballero

El Papa Benedicto XVI aprobó este jueves un decreto que reconoce el martirio sufrido por 26 religiosos durante la persecución religiosa en España de 1936.

Entre ellos se encuentran 16 claretianos, cuatro de los cuales son extremeños:

JOSÉ MARÍA RUIZ CANO
* Jerez de los Caballeros (Badajoz): 13 de septiembre de 1906
+ Sigüenza (Guadalajara): 27 de julio de 1936

Profesó en la Congregación de Misioneros Claretianos el 7 de junio de 1924 y recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1932. Su primer destino fue Sigüenza como Formador del Seminario Menor Claretiano. La Guerra civil le sorprendió al frente del grupo de pequeños seminaristas claretianos.

- Sería la una de la tarde -recuerda uno de éstos-; terminada la comida jugábamos en la plaza. Inesperadamente el P. Ruiz nos reunió en la capilla. Se acercó al sagrario. Nos dio la tremenda noticia. Quiso animarnos. No pudo contener las lágrimas…

Presidía la escena una hermosa imagen del Inmaculado Corazón de María con el Niño en brazos. Continuó el Padre Ruiz: “¡Oh, Señora mía! ¡Oh, Madre mía! Acordaos que soy todo vuestro, conservadme y defendedme como cosa y posesión vuestra”. “Si queréis, Madre, una víctima, aquí me tenéis; escogedme a mí, pero no permitáis que suceda nada a estos inocentes que no han hecho mal a nadie!”

Se levantó y como queriendo consolarnos, nos dijo: “No hagan caso de mí, que para estas cosas soy como un niño”.

- Salió el P. Ruiz con un grupo de Postulantes camino del pueblecito de Guijosa. Pero allí le fueron a buscar los milicianos… Le llevaron al coche, y habrían recorrido unos cuatro kilómetros cuando la caravana se detuvo entre Guijosa y Sigüenza, ya en el término de Sigüenza, al cruzar la carretera la falda del monte Otero.

Doce pasos llevaría dados cuando sonó la descarga. El cuerpo del P. José Mª Ruiz cayó desplomado. Era la una de la tarde del 27 de julio de 1936.

Uno de los milicianos comentaba más tarde: “Como aquel fraile que estaba con estos chicos que aún decía que nos perdonaba cuando le íbamos a matar”.


PRIMITIVO BERROCOSO MAILLO
* Jerte (Cáceres): 19 de febrero de 1913
+ Fernán Caballero (Ciudad Real): 28 de julio de 1936


ANTONIO ORREGO FUENTES
* Oliva de la Frontera (Badajoz): 15 de enero de 1915
+ Fernán Caballero (Ciudad Real): 28 de julio de 1936


ÁNGEL PÉREZ MURILLO
* Montánchez (Cáceres): 6 de enero de 1915
+ Fernán Caballero (Ciudad Real): 28 de julio de 1936


Siervo de Dios E. Tomás Cordero y compañeros, mártires
Durante la Guerra Civil española, entre los años 1936-1939, un grupo de Estudiantes misioneros, expulsados del Teologado de Zafra (Badajoz), buscó refugio en Ciudad Real, lugar que pareció entonces más seguro. Estando en aquella ciudad y ante el sombrío cariz que iba tomando la situación, los superiores de la Provincia de Bética entendieron que aquel lugar tampoco ofrecía las garantías de protección y amparo que en un principio parecía ofrecer. Y así, tras recibir unas falsas promesas de seguridad, determinaron trasladar a Madrid al grupo de Estudiantes refugiado allí.

Según los testigos de los hechos en la estación ferroviaria de Ciudad Real fueron reconocidos como religiosos, a pesar de su indumentaria seglar. En la primera parada del viaje, unos milicianos los obligaron a bajar del tren entre insultos y amenazas de muerte. Sus amenazas se hicieron realidad. Una vez en tierra, fueron colocados entre las vías de la estación de ferrocarril cercana a la población de Fernán Caballero. Alineados, entre la segunda y tercera vía, se efectuó la descarga que acabó con sus vidas. Entre los gritos de «¡Viva Cristo Rey, Viva el Corazón de María!» fueron martirizados nuestros Estudiantes bajo el fuego de los fusiles. Era el 28 de julio.

Los nombres de los 14 mártires claretianos que en Fernán Caballero (Ciudad Real) entregaron la vida por su fe, por su vocación y por Cristo son éstos: Tomás Cordero, Claudio López, Ángel López, Primitivo Berrocoso, Antonio Lasa, Vicente Robles, Melecio Pardo, Antonio María Orrego, Otilio del Amo, Cándido Catalán, Ángel Pérez, Abelardo García, Gabriel Barriopedro y Jesús Aníbal Gómez, este último de nacionalidad colombiana.

A ellos hay que añadir el Hno. Felipe González, que fue martirizado también en Fernán Caballero, en la puerta del cementerio, el 2 de octubre de 1936.