«M. Proudhon ha escrito en sus Confesiones de un revolucionario estas notables palabras: "Es cosa que admira el ver de qué manera en todas nuestras cuestiones políticas tropezamos siempre con la teología". Nada hay aquí que pueda causar sorpresa, sino la sorpresa de M. Proudhon. La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las cosas» (Donoso Cortés).

viernes, 6 de febrero de 2015

Valle de los Caídos: manifiesto de historiadores

Según denuncia Pío Moa en su muro de Facebook "El Valle de los Caídos vuelve a ser atacado, ahora por el PP". Con tal motivo, invita a recordar y difundir el manifiesto firmado hace unos años por un grupo de historiadores.

 

Hasta ahora [marzo de 2010] han dado su firma al manifiesto sobre el Valle de los Caídos los historiadores Ricardo de la Cierva, Jesús Palacios, Miguel Platón, José Andrés -Gallego, Serafín Fanjul, Jesús Salas Larrazábal, Ángel D. Martín Rubio, David Gress, José Luis Orella, Dominique Venner, Salvador Fontenla, Juan Blanco, José M. Manrique García, Juan Ernesto Pflüger, Santiago Velo de Antelo, José Pla Blanch, José María Manrique García, Ángel Maestro, Lucas Molina Franco, Guillermo Rocafort Pérez, Teodoro A. López López, Alberto González Rodríguez, Carlos Gregorio Hernández, César Ramos, Antonio Manuel Barragán-Lancharro, Carlos Caballero Jurado, César Alcalá, y Pablo Sagarra Revuelta.
También se han adherido intelectuales como Fernando Sánchez Dragó, Aquilino Duque y otros (la firma sigue abierta).
El manifiesto tiene el sentido de informar a la opinión pública sobre la enésima fechoría anticultural de un gobierno que se considera sucesor del Frente Popular, el mayor destructor y saqueador del partimonio artístico e histórico nacional en el siglo XX, promotor sistemático de la mentira sobre nuestra historia, reciente y en general. El manifiesto debe convertirse en instrumento para difundir la verdad, pues es de vital importancia que la mentira y la depredación no se impongan. Una de las acciones al alcance de todo el mundo es dar la máxima difusión a este manifiesto, enlazándolo por internet, sacando copias en papel y difundiéndolo en los círculos de conocidos, centros de trabajo, etc. Y, cuando sea posible, recoger nuevas adhesiones de historiadores e intelectuales.
Manifiesto de historiadores:
1.- El Valle de los Caídos es uno de los monumentos más grandiosos, armónicos e integrados en el entorno edificados en el siglo XX en todo el mundo, y como tal uno de los más visitados. Construido sin coste para la Hacienda pública, por medio de donativos y loterías especiales.
2.- El monumento, alzado en recuerdo de la victoria del bando nacional en la Guerra Civil, pasó pronto a tomar carácter de reconciliación, al enterrarse en él restos de soldados de ambos bandos, algo muy poco usual entre los vencedores de una guerra. La reconciliación no parece haber sido aceptada por algunos círculos ni por el actual Gobierno, que viene hostigando a los monjes encargados de cuidar el lugar, privándoles de ingresos y cerrando con falsos pretextos el acceso a parte del monumento. Se ha hablado de anular su carácter religioso, de transformarlo en museo de la llamada "memoria histórica", y no han faltado incitaciones a volarlo.
3.- Como justificación de su actitud, el Gobierno y asociaciones financiadas con dinero público han divulgado que el Valle de los Caídos fue construido por 20.000 presos políticos en régimen de esclavitud, pésimas condiciones y elevada mortandad. Estos datos, como tantos de la "memoria histórica", chocan con la documentación hoy conocida. Esta documentación prueba que la mayoría de los obreros del Valle fueron libres; los reclusos --comunes e izquierdistas acusados de delitos-- trabajaron durante seis de los dieciocho años de la construcción, un máximo de 700 en algún momento y sin llegar a 2.500 en total; eran voluntarios, pues redimían hasta seis días de condena por día trabajado; cobraban sueldo normal y con vigilancia escasa; entre libres y presos hubo 14 accidentes mortales, número considerado bajo para una obra de tal envergadura. Tampoco está probado el que Franco quisiera ser enterrado allí, una decisión tomada por el rey Juan Carlos.
4.- Los españoles tienen derecho a conocer las pruebas en que se basan las versiones del Gobierno y sus afines, y estos el deber de ofrecerlas. De otro modo deberíamos concluir que la opinión pública sufre un nuevo y lamentable episodio del "Himalaya de mentiras", como definió el socialista moderado Besteiro o el liberal Marañón unas propagandas generadoras de odios que todos creíamos superados.
5.- Aun en el muy improbable caso de que tales pruebas existiesen, nunca justificarían unas actitudes que entrarían en una tradición desastrosa de destrucciones y saqueos de arte y bienes del Patrimonio Histórico Nacional como los ocurridos en la Guerra Civil. Por todo ello, los historiadores firmantes nos consideramos obligados a denunciar una situación que revive divisiones del pasado y que ningún país civilizado puede tolerar.